TATÚATELO.
El Camino es un sendero físico pero también un viaje interior. Es una experiencia humana que implica conocimiento, solidaridad, silencio, compañía, paisajes, fatiga y esfuerzo. Para muchos, un alto que marca un antes y un después en su recorrido personal. Porque no se vuelve siendo el mismo.
Y el recuerdo de esta aventura singular se lleva encima toda la vida. Quizá por eso hay quienes deciden ir un paso más allá y sellar la memoria sobre la piel a través de un tatuaje. No solo por disfrutar del resultado de esta expresión artística sino por visualizar externamente un sentimiento profundo e intenso. Como si la fuerza de esta hazaña fuera tan arrolladora que reclamase su propia inmortalización.
Entre los motivos más tatuados, se encuentran los símbolos del Camino de Santiago: conchas, vieiras, flechas amarillas…Desde trazos sencillos, minimalistas a complejos y minuciosos. Algunos añaden textos, personas o fondos paisajísticos para contextualizar la imagen central o recurren a la aplicación de sombras detalladas y al color para aportar impacto visual. Los diseños, que se personalizan según los gustos e inquietudes del portador,resultan siempre imágenes cargadas de significado.
A la hora de elegir la ubicación, existe una mayor inclinación por las muñecas, los brazos, los gemelos o la espalda. Las zonas menos visibles suelen ser más habituales entre las peregrinas pero no hay ninguna norma al respecto. Al fin y al cabo se trata de plasmar, a través del dibujo, experiencias vitales de carácter sumamente personal.
De esta manera muchos caminantes logran dar perpetuidad sobre la piel a a la huella que el Camino ha dejado en sus corazones. De vez en cuando echarán la vista atrás y brotarán en su mente los recuerdos, vívidos y certeros. Pero cada día, de frente al espejo, no podrán sino evocar la emocionante historia de su peregrinación.
Y tú, ¿te has tatuado el Camino?
