ATENCIÓN A LAS SEÑALES.

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Perderse en el Camino de Santiago no es una opción. Lo cierto es que, a menos que el despiste más desmesurado haga acto de presencia, el itinerario cuenta con una amplia variedad de señales que indican en todo momento la dirección a seguir. Algunas de estas señales son antiguas y otras de reciente incorporación pero todas permiten al peregrino guiar sus pasos correctamente.

Las flechas amarillas son quizá las más características y abundantes. Es muy común ir encontrándolas en todo tipo de soportes:  árboles, casas, piedras, rocas, iglesias… Fueron concebidas por el Padre Elías Valiña quien ejerció de sacerdote y se ocupó de señalizar todo el Camino Francés desde Roncesvalles hasta Santiago con el objeto de mejorar y promover esta peregrinación. A pesar del paso del tiempo, este símbolo mantiene intacta su imagen y su única pretensión de evitar desvíos innecesarios a los peregrinos.

Las vieiras pintadas en azulejos son otra de las clásicas señalizaciones de la ruta jacobea. En ocasiones sobre fachadas y muros, de bronce (sobre todo en las grandes ciudades y zonas peatonales)  e incluso incrustadas en mojones pero siempre en lugares visibles. No dejan de ser uno de los elementos simbólicos más antiguos del Camino cuyo uso se remonta a siglos atrás y que permiten reconocer inmediatamente el itinerario de la peregrinación.

En los últimos años han ido surgiendo diversos tipos de señalizaciones complementarias para reforzar el resto de símbolos peregrinos y evitar despistes. Así, en Navarra florecieron en su momento las señales blancas y rojas conocidas como GR 65 (Sendero de Gran Recorrido) y en León, aunque con menos éxito, los carteles con un león caracterizado como peregrino. No obstante, desde el año 2007 existe un mayor control sobre el tipo de simbolismos indicativos utilizados en el Camino debido al mandato de la Unesco que estableció que, para mantener el título de Patrimonio de la Humanidad, todos los marcadores debían tener el mismo diseño incluyendo la vieira, la flecha y el nº de km para llegar a Santiago.

Y a las señales más conocidas, se unen otras como cintas amarillas en las ramas de los árboles, paneles informativos, elaboraciones artesanas de todo tipo…etc. Hasta aquellas que marcan rutas alternativas impuestas por la costumbre y que desvían hacia lugares de interés turístico natural, histórico o gastronómico. En cualquier caso, se puede considerar que la ruta del Camino de Santiago es un ejemplo de señalización que hace posible lanzarse a vivir esta experiencia sin temor alguno a extraviarse.

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