¿POR QUÉ UNA CONCHA?
Uno de los elementos que explican la importancia de la concha en el Camino de Santiago de Santiago es la modalidad de peregrino que surgió en los siglos de máximo auge de la ruta Jacobea (entre los siglos XIV y XV). Un tipo de caminante cuya motivación no era un acto de fe cristiana ni, como hoy en día, una promesa, ofrenda, penitencia, descubrimiento interior o turismo, por mencionar algunas.
La razón que empujaba a estos peregrinos a realizar el recorrido no era precisamente personal. En realidad se trataba de un encargo, realizado por un tercero quien, al no poder llevar a cabo este deber, se lo encomendaba a otro.
A este peregrino se le conocía como «Palmero» o «Bordonero» porque solían llevar un ramo de palma o bien un bordón o bastón de la persona que les había confiado la tarea en cuestión. Con el tiempo, el aspecto del peregrino fue evolucionando hasta llegar a la imagen actual del caminante con larga capucha, bolsa de piel sin ataduras (como representación de la generosidad hacia el resto de peregrinos), un bastón con punta de hierro (como apoyo y defensa), una calabaza hueca (para el transporte del agua fresca) y una concha de venera (vieira en Gallego). Esta última, al menos inicialmente, debía ser portada solo por quienes hubieran alcanzado la meta, es decir, que hubieran finalizado el camino y llegado a Santiago de Compostela, y hubieran emprendido su camino de regreso.
Pero lo cierto es que la concha ha resultado siempre ser un vaso natural perfecto que, en teoría, ha sido utilizado por los viajeros durante todo el Camino. Con ella han bebido en los manantiales y ríos que han encontrado a su paso por lo que se ha convertido en un utensilio absolutamente imprescindible (además de fácil de encontrar y de transportar). A día de hoy es un símbolo de la peregrinación pues prácticamente todos los que se dirigen de vuelta a casa, lo hacen equipados con una de estas conchas de venera.
A la explicación etimológica y utilitaria de la concha que explican su importancia y simbolismo en el Camino, se unen leyendas que han contribuido a afianzar su peso en la tradición jacobea y su presencia en el atuendo de los peregrinos. El caballero de las conchas es una de ellas y cuenta con dos versiones: la portuguesa y la gallega. La versión peninsular tiene lugar en el que se considera primer puerto en haber tenido algún contacto con los restos del Apóstol: Bouzas (en Vigo). Fue allí donde se celebraba la boda de dos jóvenes de importantes familias.Uno de los juegos que tuvieron lugar tras el banquete consistía en echar al aire una bofarda (lanza) y recogerla, a lomos de un caballo, antes de que tocase el suelo. Pero el novio vió cómo era arrastrada por el viento y, al perseguirla, se hundió en las aguas de la Ría…Todos lo dieron por muerto hasta que un barco, que navegaba en las cercanías y portaba los restos del Apóstol Santiago,, pasó por delante de los invitados, e instantes después, emergieron, como por arte de magia caballo y caballero cubiertos de conchas de vieira. Los tripulantes del barco exclamaron entonces:
“Verdaderamente quiere Jesucristo manifestar ante ti su poder para bien y honra del vasallo que llevamos en esta nave a dar cristiano enterramiento. Quien a Santiago desee servir deberá visitarlo allá donde fuese enterrado llevando conchas como esas de las que tú estás cubierto”.
Y así, entre fábulas de caballeros, tradiciones históricas y practicidades varias, la concha se ha convertido en parte intrínseca del Camino de Santiago.
Fuente: declickenclick.com Imagen: Pixabay.
