PEREGRINOS Y AVENTUREROS.

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Un camino distinto y harto recorrido cuyo destino es Santiago de Compostela. Una experiencia que, cada año, viven más de  200.000 personas y que culmina con la obtención de la compostela, o acreditación de la peregrinación, que atestigua que el caminante ha completado al menos 100 km a pie o a caballo (200 en bicicleta) del trayecto. Una travesía explorada ya por nuestros antepasados solo que, entonces, escondía incontables riesgos y amenazas que ponían a prueba la fuerza de la devoción.

En su día, lanzarse al Camino era a menudo un acto de fe, de introspección espiritual pero también algo que se hacía por encargos de terceros, por  condenas impuestas por los tribunales o por cumplir con condiciones sine qua non para poder hincar el diente a alguna que otra herencia. En aquellos tiempos (y hablamos principalmente del medievo), muchos peregrinos se lanzaban al recorrido jacobeo sin medios y en condiciones realmente precarias por este tipo de razones y se exponían a peligros de todo tipo…

Los principales quebraderos de cabeza los causaban las propias dificultades de comunicación para entenderse con las gentes de la península. El coste económico que suponía una peregrinación que podía durar semanas e incluso meses era muy elevado. Asaltadores, maleantes que atacaban incluso a los caminantes armados o  animales salvajes, convertían el trayecto en toda una odisea de la que no todos salían con vida. Hacer frente a las inclemencias climáticas y a los caprichos de una naturaleza salvaje tampoco resultaba fácil…En definitiva, el peregrino sabía cuándo partía pero nunca cuando regresaba…si es que lo hacía.

Una experiencia de vida o muerte en muchos casos que poco tiene que ver con la vivencia actual. En lo que se refiere a las motivaciones que empujan a la peregrinación , es cierto que se han ido modificando con el paso del tiempo y así el interés turístico, cultural, paisajístico, gastronómico y humano se han convertido en fuentes de inspiración para muchos a la hora de decidirse a recorrer  el Camino. Pero otras razones han permanecido intactas, como parte intrínseca del ser humano que, a pesar de los siglos, sigue siendo eso, humano.. La fe y la necesidad de encontrarse con uno mismo que siguen siendo poderosos argumentos para dar el paso.

Y ya no queda nada de aquella ruta insegura e incierta que enfrentaban los peregrinos medievales. Servicios de ayuda sanitaria (farmacias, centros de salud…etc) en pueblos y ciudades, redes de albergues donde hallar calor y reposo, apps que permiten ver el recorrido antes de realizarlo, sistemas de telefonía para no perder contacto…Hoy en día se cuenta con toda una amplia gama de recursos que hacen que el peregrino del siglo XIX pueda gozarse la experiencia sin temer por su vida.

www.hostalgautxori.com
Imagen: Pixabay.
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